De las muchas profesiones existentes en el mercado laboral, la de docente no es ni la mejor remunerada ni la más reconocida. Muchas veces hemos escuchado la frase de que ser docente no es una elección sino una vocación. Sin duda esta frase no por repetida deja de ser cierta. El docente es una persona que entrega gran parte de su conocimiento a los efectos de que otros lo asimilen, solo por eso la docencia debería considerarse un arte, no todo el mundo es capaz de ser tan paciente y tan empático como para ponerse en la piel del alumno, enseñarle y prepararle para el futuro. Es por ello que muchas veces cuesta comprender cómo ciertos individuos se dedican a la docencia. La clave, sin duda, está en el sentimiento.
Muchas veces, el propio docente debe adecuar sus contenidos al ambiente socio-económico en el cual se encuentra. Esto se debe a que el docente sabe que está formando personas y que un valor es más importante que un conocimiento académico. La paciencia y la humildad son las principales armas de un buen docente.
Es por ello, que decimos que la docencia es un arte y que los alumnos son lienzos en los que los docentes van pintando sus obras. Esa obra puede ser buena o mala, pero seguro que ha sido hecha con la mejor intención. Al igual que pasa con los pintores, es muy difícil que el docente consiga reconocimiento inmediato. Su obra se verá con el tiempo, aunque del mismo modo que esos artistas, ellos bien saben si han hecho un buen trabajo.
Mercedes Martínez García.
Mercedes Martínez García.
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